Rol: «Breve descripción y un poco de «cagondiosismo» «

Desde hace mucho tiempo cuando digo «sí, juego al rol», parece que una señal eléctrica recorre rápidamente el cuerpo de mi interlocutor, llegando al cerebro el aviso de que algo malo acaba de ser dicho, si bien esta sensación ha ido en directa disminución con los años, aún recuerdo las caras de miedo de mis familiares cuando comencé a jugar, o la cara de rareza de mis compañeros cuando me ponía a hacer mapas en clase para partidas de este o aquel juego.

Imagen realista, falta solo las patatas fritas y un poco más de desorden

Tengo un conocido que se reconoce como «rolero y relatero», y obviamente en mi núcleo muchos juegan al rol (conmigo en muchos casos), y si bien es cierto que tengo el hobbie muy abandonado, es algo a lo que le sigo teniendo cariño, por mis manos y hojas de personaje han pasado terribles hombres lobo, gentiles paladines, crueles vampiros o amistosos trolls… un sinfín de aventuras y diversiones, donde solo era necesario una hoja, un libro, unos lápices, algunos amigos y sobretodo, un poco de imaginación.

He participado también en sesiones en vivo, organizado partidas multitudinarias o solo unos pocos locos durante mas de 30 horas seguidas, y nunca, nunca, he tenido más problema que alguna discusión por las normas, no ha habido sangre, ni asesinatos rituales, ni lavados de cerebro… solo eso, alguna riña sin importancia, como quien juega a l parchís y no sabe perder, o tira el mando de la consola cuando muere su avatar de la pantalla ante el mismo boss una y otra vez.

¿Entonces? ¿Por qué esa mala fama?

Os contaré algo personal, cuando llevaba yo ya un tiempo jugando, España, país donde habito, hubo una serie de casos seguidos, en el plazo de un año más o menos, que hicieron que la opinión pública se convulsionase, y alguna de estas acciones resultó argumento para una película.

El primero y más conocido fue este sujeto:

José Rabadán al ser puesto en libertad.

Algunos no os sonará de nada, pero este sujeto, José Rabadán, mató a su hermana y a sus padres con su katana, hace ya unos cuantos años, en el 2000. La prensa se volvió loca a enlazar esto con uno de los videojuegos favoritos del autor, el «Final Fantasy VIII» , donde al parecer el protagonista se parecía mucho y portaba la misma arma.

Bien, mi carpeta por aquellos años, rebosaba imágenes de anime, de juegos, y claro esta de uno de mis JRPG preferidos, el citado «Final», el miedo corría al ver la carpeta (fue mucho antes del BOOM, donde solo los «freaks» jugábamos a eso), y se me pidió hablar en público sobre ello.

Pero este aislado evento aumentó dos casos previos muy concretos que provinieron de la mala información y la mentira, el primero, dos chicas de Sevilla que mataron a una tercera, diciendo que todo era un juego de rol donde alguien les había mandado, y que poco después reconocieron era todo mentira (con el daño ya hecho) y el caos que se causó en la Semana Santa de Sevilla también por unos bromistas a los que se les fue de las manos el asunto y acabaron achacando todo (momentáneamente) a un juego de rol (esto fue la base para una película «Nadie conoce a Nadie» basado en un libro del 96).

Y otro gran caso real sobrevolando, el asesino del «Caso del Rol», el más truculento de todos:

Javier Rosado en el tribunal (Fuente: El País)

De este caso permitiré que hable alguien menos versado en el tema, pero de ideas mucho más eminentes, Pérez Reverte, en su columna de «El Semanal» del año 1994:

http://dreamers.com/historol/rol08.htm

Era de esperar. Tras la atrocidad de esas malas bestias que confundieron los límites de la realidad con los de su siniestra psicopatía, todos los demagogos profesionales de este país se han apresurado a rasgarse las vestiduras y poner el grito en el cielo. Así que no estaría de más colocar las cosas en su sitio, porque aquí hay demasiado sociólogo barato y demasiados bocazas largando a humo de pajas. Un asunto es que dos cerdos con navaja acuchillen a un pobre hombre creyéndose héroes de un juego imaginario donde confunden realidad y ficción, y otro muy distinto que los juegos de rol en su totalidad sean perniciosos y deban ser abolidos, como sugieren algunos histéricos cruzados de la causa, de esos que a veces hacen tantos aspavientos y proponen soluciones tan drásticas que uno no tiene más remedio que preguntarse si, como los fanáticos conversos de la última media hora, no tendrán ellos también roles que hacerse perdonar.

El resto, en el link, pero creo que poco voy a comentar sobre dos locos que no entienden la realidad y la ficción, y solo diré que locos que coleccionasen sellos ha habido más que jugadores de rol. Para el resto, opinión de Reverte.

Hay más casos, de menor o mayor preponderancia, muchos mitos y muchos bulos, muchas novelas donde jóvenes inadaptados jugaban al rol cometiendo horribles actos durante las partidas, disfrazándose y quemando cirios, donde actos sectarios de «adoración al líder» se daban.

Debo reconocer alguna cosas, sí, es más habitual ver a alguien «undergorund» jugando al rol que a un cani o a un pijo, por citar otras «divisiones culturales», es cierto que algunos jugadores de rol son góticos y «versados» en ciencias ocultas, y otros no tienen ni idea de lo que eso es. Es como todo, ahora mismo mi grupo de jugadores está conformado por gente entre los 18 y los 29 años, de índoles y procedencias muy diversas, unos estudian artes, otros tienen informática o filologías, lo único que los une es que nos conocemos todos y, quizás, un nivel cultural aceptable o incluso, amplio.

Esas son mis armas, siendo un vampiro o un paladín, un ninja o un elfo arquero, me da lo mismo, mi violencia se centra y se queda en esos dados, no salen de ahí, mis personajes son fruto de la imaginación, sirven como una válvula, me permiten ser lo que no soy, y lo que no quiero ser, disfrutar en otras épocas, reales o no, en otros mundos… en definitiva, el rol es beneficioso para mí, pero acepto, que no todo el mundo puede disfrutarlo.

Para clarificar:

Un juego de rol (traducción usual en castellano del inglésrole-playing game, literalmente ‘juego de interpretación de papeles’) es un juego en el que, tal como indica su nombre, uno o más jugadores desempeñan un determinado rol, papel o personalidad. Cuando una persona hace el papel de X significa que está interpretando un papel que normalmente no hace.

 

Eso es todo, cambias tus papeles durante un rato, sin más, no sales por ahí a matar gente, siempre sabes donde es real y donde no, y si no lo sabes, lo que tienes es una enfermedad mental, el rol tiene, según prestigiosas revistas (que no me pondré a buscar reseñas, esto me está quedando bastante extenso de por sí, pero aquí tenéis algunas cosas sobre el asunto http://sospechosos-habituales.blogspot.com/2005/09/juegos-de-rol-beneficiosos-para-los.html ) ayuda a niveles cognitivos, libera el estrés, refuerza bastantes cosas positivas a nivel psicosocial y da una libertad de acción mental bastante amplia (escuché muchas cosas más en un reportaje en «La Rosa de los Vientos» un gran programa de radio que suelo seguir cuando el tiempo me lo permite).

En definitiva, el rol no es malo ni es bueno, la gente lo es, pero por ello, juega, vívelo y disfrútalo o abúrrete soberanamente, dibuja y dota a tus personajes de «vida» o simplemente cubre círculos en una hoja de papel, todo vale, mientras tú te diviertas.